Odio que no
entendamos que la vida está en la felicidad y que la felicidad está
en una sonrisa. Nos obcecamos en dejarla escapar porque estamos
demasiado ocupados y cuando echamos la vista atrás, nos apenamos por
todo lo que hemos perdido. Por eso odio el parpadear de los
semáforos, odio el doble sentido y el punto muerto. Odio la
necesidad de necesitar pero lo quiero porque lo ansío. Por eso, al
fin y al cabo, odio que no podamos entender que la libertad siempre
está aquí, tan cerca como tu mente quiera ser libre. Y a veces la
libertad, la puedes encontrar en una sonrisa que proviene de la
felicidad de estar llena de vida.
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