domingo, 1 de enero de 2012

Fitter happier


Más en forma, más feliz y más productivo.
Cómodo.
No beber demasiado.
Ejercicio regular en el gimnasio (tres días a la semana).
Mejorar las relaciones con tus actuales empleados asociados.
A gusto, comiendo bien (no más cenas de microondas ni grasas saturadas).
Un mejor conductor, más paciente.
Un coche seguro (niño sonriendo en el asiento trasero).
Dormir bien (sin malos sueños).
Sin paranoía.
Preocuparse por todos los animales (no arrojar arañas por el desagüe).
Mantener el contacto con los viejos amigos (y disfrutar de una copa de ahora y de entonces).
Verificar frecuentemente su crédito (moral).
Banco (agujero en la pared).
Favores por favores.
Cariñoso pero no enamorado (novias y esposas).
Órdenes de caridad social.
Los domingos en supermercados de la esquina.
No matar moscas ni poner agua hirviendo a las hormigas.
Lavar el coche (también los domingos).
No temer a la oscuridad ni a las sombras del mediodía.
Nada tan ridículamente juvenil y desesperado.
Nada tan infantil.
A un ritmo mejor, más despacio y calculado.
Sin oportunidad de escapar.
Ahora autoempleado (tu propio jefe).
Preocupado (pero impotente).
Un informado y facultado miembro de la sociedad (pragmatismo sin idealismo).
Sin llorar en público.
Menos oportunidades de enfermar.
Neumáticos que se agarran al suelo húmedo (tirarán del niño con cinturón en el asiento trasero).
Una buena memoria.
Llorar aún con una buena película.
Seguir besando con saliva.
No vacío y frenético, como un gato atado a un palo que lo llevan congelado a un invierno de mierda.
La habilidad de reírse de la debilidad.
Calma.
Más en forma, más sano y más productivo.
Un cerdo en una jaula medicado con antibióticos.