domingo, 6 de marzo de 2016

Resiliencia

Cuando me conociste pensé que yo sabía qué era el amor. Podía considerar que en ese tema ya tenía rodaje y pocas cosas nuevas iban a ocurrir, sin embargo, nada más que unos cuántos días me sirvieron para darme cuenta de lo equivocada que estaba.

No sé si sabes lo que en Psicología significa el término Resiliencia. Pues bien, ante una crisis vital, el ser humano posee un repertorio de conductas generales que se pueden clasificar en: a) evitación, es decir, no tratar de superar el problema, dejarse llevar; b) aceptación, lo que supone superar la crisis y c) superar la crisis y aprender de ella haciendo que crezcas como persona. De esta última se trata la Resiliencia, saber que estás jodido, que vas a estarlo un tiempo y aún así no rendirte, luchar y aprender.

Pero la resiliencia no es innata a las personas, no es algo con lo que se nace o no. Es un rasgo aprendido compuesto de factores que la incentivan y la hacen crecer. Llegados a este punto te preguntarás por qué estoy contándote esto: necesito que sepas que eres uno de mis mayores por qués de tratar de mejorar siempre, de no rendirme, de no dejarme llevar y eso no lo puede proporcionar cualquier persona, no es fácil de dar.

Cuando estaba con el agua hasta el cuello, cuando ni yo misma sabía qué estaba pasando, tu te mantenías cerca de mi, observándome para que no me ahogara pero me dejabas resolver la situación por mi misma, y por eso, creo que eres una persona muy especial y de un valor incalculable: tienes más "mano izquierda" que muchos que se han pasado la vida estudiando Psicología o que dicen haber amado, y lo más asombroso es que simplemente nace de ti: es tu forma de ser.

Las palabras me limitan muchísimo y no soy capaz de expresar quién y qué eres para mi, pero supongo que las cosas maravillosas nunca son fáciles de describir,

Simplemente quiero que sepas que eres la mejor decisión que he tomado en mi vida y que me encantaría pasar la vida contigo porque adoro cada parte de ti.


Te amo pequeño.

viernes, 22 de enero de 2016

.

Te extraño tanto que a veces pierdo el norte y acabo enfadándome conmigo misma.
Extrañarte duele porque a veces una angustia enorme se apodera de mi al saber que me tengo que aferrar a pequeñas cosas como Skype, fotos, whatsapp, micros, auriculares... para poder sentirte cerca; porque a veces me cuesta recordar cómo nos sentíamos al estar juntos,cómo se sentía el tacto de tus manos... Y de tus labios.
Me atemoriza no poder recordar cada centímetro de tu cara cuando la recorrí mil veces con mis manos, al igual que tu pelo. Extraño tu sonrisa y cómo se siento al estar contigo. Mirar de refilón y ver que estás aquí y no una silla vacía.


No tenerte es como tener no estar en el momento al 100%, es sentir que tu otra mitad perfecta pertenece a otro lugar. Es esperar, y esperar.... Es querer poder hacer algo juntos y no tenerte... y cuándo llegas es desear que no te vayas de nuevo, que por fin el tiempo pase tan lento como había sido hasta tu llegada, pero sin embargo, se vuelve más rápido y ligero que nunca.

Aún a pesar de todo, volveré a esperar cada vez que sea necesario porque lo que le da sentido a todo esto eres tú, todo lo que proyectas en mi y los momentos que vivimos juntos.

Sé que me dices que debemos aceptar y acostumbrarnos a esta situación. Yo la acepto, por eso sigo y seguiré aquí, pero jamás podré acostumbrarme a decirte adiós, a los días sin tus pequeñas cosas, y sobretodo, jamás me acostumbraré a ver los momentos pasar en los que podríamos hacer una cosa determinada juntos y que no sea así por algo ajeno a nosotros.

Y no me queda más remedio que ser fuerte, y lo seré, pero a veces, duele llevar tanto tiempo sin sentirte completa, porque mi mitad perfecta eres tú.