miércoles, 22 de junio de 2011

¡Wynn está lleno de Wynnáceos! Capítulo IV: ¿Por qué no?

El sol se asomaba por las Estepas Ardientes cuando Noah estaba dándose un baño matutino en el lago que había cercano al asentamiento de la tribu. A Noah le encantaba chapotear en aquellas aguas cristalinas sola y sin prisas, también sin obligaciones, sin embargo, el de aquella mañana no era un baño relajante para empezar bien el día, sino uno que le prepara mentalmente para lo que iba a hacer en unas pocas horas. Cuando se hubo asegurado de que se sabia al dedillo el plan que tramó varios días antes, salió del agua y mientras el viento secaba su piel, revisaba que el equipaje estuviera a punto.

¿Por qué no?

Para suerte de los tres accidentados, afortunadamente nadie salió herido y eso que el capitán siguió con sus tonterías hasta el último momento.
Knao se intentaba ubicar mientras se quitaba el polvo del cuerpo, cuando repentinamente, de entre la maleza salió un ser un tanto peculiar que empezó a asustar al extraterrestre. Parecía tener algunas extensiones extrañas en la cabeza que poseían la silueta de hoja de palmera, piel grisácea y poco uniforme, pero lo más aterrador no era su apariencia, sino sus movimientos, torpes y rápidos, y los sonidos que aquella bestia emitía, gruñidos y sollozos. Rápidamente Knao fue a buscar a sus compañeros de fatigas con una expresión de horror en el rostro que preocuparía hasta al más valiente.

¿Capitán? - enunció Knao mientras se quedaba perplejo por la estampa que tenía delante suya. El capitán estaba limpísimo, canturreando una canción hortera y antigua según Knao, mientras tomaba el sol en la orilla del mar.

¿Señor, está usted bien? - preguntó el joven al capitán.

Pues ahora que lo dices, necesito una piña, una bebida bien fresquita y a dos mozuelas que me abaniquen. Simplemente, recuerda todos los anuncios de la PI (pantalla iluminada) que ofrecen vacaciones, y tráelo. - respondió Kyu.

Claaaaaaaro. - contestó Knao mientras se dispuso a adentrarse por aquella selva cuidadosamente para encontrar a Zedt y no toparse nuevamente con esa cosa al que llamaba "Rey Brujo".

Noah se armó de valor, por lo que se atrevió a reunirse en la Explanada Central a la hora acordada para la salida de los varones a la expedición. En un principio, para su tranquilidad, su presencia no armó mucho jaleo, pues muchas mujeres habían acompañado a sus hijos o maridos haciendo acto de presencia en dicho lugar. Sin embargo, el follón no tardó mucho en llegar. Fluyó solo como las cosas importantes. La chispa que avivó aquella llama fue el pisotón que le dio a un pequeño de la tribu sin intención, mas este no lo supo entender y ...... todo se convirtió en gritos y gente escandalizada, además de todas las pertenencias que se iban a llevar los expedicionarios desparramadas por el suelo.

Cuando el follón se hubo calmado, la joven humana preguntó al jefe de aquella orden sobre la posibilidad de formar parte de aquella aventura.

No puedes, eres mujer. -respondió secamente el jefe de la expedición.

Sí, soy mujer. ¿Has pensado en todas las cosas relativas a la mujer que echareis de menos?. - preguntó Noah esperando que la pregunta le hiciera replantearse su decisión.

Uhm, cierto. Tienes una hora para reunir a una mujer por hombre que nos acompañe. La única condición es que haya una mujer por hombre, ni más ni menos, no quiero trifulcas en mi mismo bando. - sentenció el jefe mientras se vislumbraba una pequeña sonrisa en la cara de la joven.

Pero capitán, para no retrasar vuestra marcha, salid ya. Nosotras nos reuniremos donde usted me diga el día que usted quiera. Os alcanzaremos. -replicó Noah.

Dentro de dos días en Auchidoun al ponerse el sol.- respondió el capitán.

Noah, no iba a poderse a reclutar más mujeres, es más, cuando hubiese alcanzado la localización a la que ella quería ir, abandonaría a los hombres sin ninguna advertencia.

El valor para marcharse, el miedo a llegar.

Pensó en despedirse de la tribu, sin embargo cabizbaja fue alejándose sin emitir ruido alguno mientras en su cabeza sólo se forjaba un pensamiento:

"He sido una cobarde disfrazada de valiente, siempre pendiente del qué dirá la gente.
Escondo mis miedos para parecer fuerte, pero ya no más, es hora de ser consecuente."