martes, 11 de octubre de 2011

Esc.



Cuando me di cuenta noté como mi yo interior salía de mi cuerpo. Podía verlo como algo externo a mí. Ahora me había convertido en dos.
Ese ente que ahora era poco a poco se convirtió en un diente de león. Ahora estaba en el campo, libre, sin conocer a nadie, un lugar nuevo al que tampoco iba a ser capaz de sentirlo mio. Cerré los ojos y al soplar el viento me dividí en numerosas semillas que volaban buscando vientos nuevos y que se perdían en el horizonte. No sabía a dónde iba a llegar pero conseguir escapar una vez más.

1 comentario:

  1. Podría estar bien poder separarse en dos y dejar que cada parte sobrellevara su propia carga... pero siempre se puede aprender a soportar lo bueno y lo malo.. de lo interno y externo ;)

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